En algunas empresas es habitual que los empleados reciban regalos de sus clientes o proveedores.
Aunque esta práctica, por si sola, no está prohibida, sí que puede generar algunos conflictos de intereses, ya que los intereses de empleado y empresa pueden no coincidir. Por ejemplo:
– Un proveedor hace regalos al personal encargado de los aprovisionamientos y estos ven condicionada la elección de proveedores por estos regalos.
– Un cliente hace regalos al personal de una empresa y este cliente se ve favorecido, por la posición que ocupan los empleados receptores de los regalos en la obtención de mejores servicios o mejores precios.
Si se demostrase que la conducta de sus empleados está condicionada por los regalos recibidos de terceros, y esta causase graves perjuicios a la empresa, estos podrían ser sancionados por la trasgresión de la buena fe contractual. Si los hechos son lo suficientemente graves, se podría incluso incurrir en causa de despido.
No obstante, esa trasgresión de la buena fe contractual es complicada de demostrar en juicio ya que se debería probar la actuación deliberada, grave y culpable del trabajador. Por tanto, si es habitual que en su empresa se reciban regalos de terceros, y estos pueden entrar en conflicto con los intereses empresariales, lo recomendable sería establecer un código de conducta al respecto que pase a formar parte de las condiciones de trabajo. De este modo, en caso de incumplimiento de dicho código de conducta, se podría sancionar al trabajador por el incumplimiento del código, sin tener que demostrar la trasgresión de la buena fe contractual.